jueves, 16 de enero de 2014

Política con ideas

Audio del programa de "Política con Ideas" del 14 de enero de 2014, conducido por Mario Della Rocca (autor del libro "Historia Reciente") y con columnistas como Eduado Sigal, Eduardo Jozami y Néstor Vicente.

30 años y un cambio cultural

Con este número de Comunidad y Desarrollo nos sumamos a la conmemoración de los 30 años de gobiernos constitucionales ininterrumpidos en la Argentina. ¿Por qué conmemorar algo que debería ser habitual en un país normal Ni más ni menos que por eso: este no fue un país normal en materia de institucionalidad en buena parte del siglo XX y por eso es importante su valoración y reflexionar lo más profundo que podamos para lograr que el NUNCA MAS sea una realidad no solo actual, sino un denominador común de todos los argentinos. Basta recordar que entre 1930 y 1983 transcurrieron 53 años donde se había montado casi un sistema político que alternaba gobiernos democráticos con dictaduras militares, no solo apoyadas en las armas, sino en el descontento popular hacia los gobiernos constitucionales, y con la complicidad o colaboración directa del sectores de la sociedad civil y, desde ya, de grupos del poder económico más el respaldo directo o indirecto de la gran potencia del norte, que siempre los usó para esquilmar las riquezas de los argentinos. Vale la pena señalar también que si bien había particularidades nacionales, era una política continental que llevó a noches tremendas para la institucionalidad, particularmente con las dictaduras de la década del 70 del siglo pasado. Gracias a la decisión política de ir a fondo en la búsqueda de verdad y justicia por parte de los gobiernos de Néstor y Cristina Kirchner y a la labor encomiable de los organismos de Derechos Humanos, estamos -por si alguien le quedaba alguna duda – no sólo frente al desenmascaramiento de los más terribles horrores de represión, crimen y tortura que hayamos pensado, sino también del plan de expoliación fenomenal de las riquezas y el patrimonio de los argentinos. Se intentó crear una nueva cultura con un pueblo que fuera sumiso y que se limitara a aceptar esa realidad como la única posible; de allí el valor enorme de la capacidad de reacción popular y de que más allá de las vacilaciones sigamos investigando y profundizando - casi como un concepto de política de Estado - la búsqueda de verdad y justicia. Somos democráticos por lo que hemos sufrido y porque fuimos entendiendo que éste es el sistema en el que podemos resolver nuestras demandas con niveles mínimos de sufrimiento. Pero no somos conformistas y sabemos que con lo mucho que hemos avanzado no es suficiente. Para poder hablar solamente de 30 años de democracia, pensamos la democracia como proceso en construcción y no solamente como respeto, muy valorable por cierto, de la institucionalidad. Pensamos la democracia en sentido institucional, también en lo económico, educativo, cultural, político, medio ambiental, en lo jurídico y en todos los órdenes de la vida. Pensado así, la valoramos y también sabemos todo lo que falta