-¿Estuvo al tanto del acto de La Cámpora en Argentinos
Juniors? ¿Cómo lo impresionó?
- Seguí el acto muchísima atención, me alegro muchísimo el
discurso de Máximo Kirchner, porque ahuyenta muchísimas estupideces que apuntan
a denostar a la voluntad de participación y de protagonismo que la juventud, en
cada etapa de la historia, busca y va canalizando a través de los referentes
que puede construir de acuerdo a la realidad de cada momento.
El discurso me pareció muy equilibrado en el marco de un
acto multitudinario que muestra un vigor de la partición juvenil que se ha
abierto con este proceso político en Argentina que es espectacular. Tuvimos un
acto en el mes de agosto, en el Luna Park, que fue básicamente de composición
juvenil, organizado por Convocatoria Popular; tuvimos el acto de Ferro, también
eminentemente juvenil, que fue la presentación de Jorge Taiana como candidato;
tuvimos este acto ahora en Argentinos. Realmente lo que en algún momento uno
podía ver en el acto en Plaza de Mayo con cientos de miles de jóvenes defendiendo,
participando, comprometiéndose en la vida política, se sigue expresando ahora
también a través de las organizaciones que componemos el Frente para la
Victoria.
-¿Que diferencias ve con la juventud de los 80?
- Nosotros quizás en aquel momento teníamos una valoración
extrema de la democracia, casi como un parámetro en si mismo, cosa que me
parece que está bien después de que habíamos vivido la esperanza revolucionaria
de los 70 y la gran frustración y el golpe terrible que nos produjo la
dictadura militar con decenas de miles de desaparecidos, secuestrados,
torturados. Entonces, valorar la democracia nos parecía una cuestión esencial
de aquel momento. También había un debate ideológico muy importante en aquella
época, quizás más abstraído de la construcción y el accionar de gestión práctica.
Había un sector que tenía un compromiso fuerte en la gestión, que básicamente
estaba vinculado a la juventud radical, que formaba parte del gobierno radical
triunfante en el 83. y el resto éramos un poco la reflexión ideológica de qué
nos había pasado y qué teníamos que hacer para tratar de que esa “democracia”
no sea una democracia formal y sea una democracia real, inclusiva, que no sólo
sea una forma de expresión institucional a través del voto sino básicamente de
inclusión social e integración latinoamericana.
Esta (la actual) es una juventud que tiene todas las puertas
abiertas para participar no solo en el pensamiento sino en la práctica y en la
gestión. Y más allá de que a alguno le pese, es buenísimo que aparezca una
generación no sólo con ideales y convicciones sino que se haya formado y esté
ejecutando políticas y transformando la realidad argentina.
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