miércoles, 19 de diciembre de 2012

Venezuela, Chávez y Maduro

Hugo Chávez posee, según lo definió la ensayista Eva Golinger, “una enorme capacidad de persistir y mantenerse de pie frente a los más poderosos obstáculos”. Adhiero plenamente a esta caracterización de ese ser humano excepcional, comprometido con sus ideales, profundamente latinoamericanista, frontal con amigos y adversarios, y de coherencia infinita. Tuve la suerte de conocerlo y tratarlo durante varios años, como subsecretario de Integración Económica Americana de la Cancillería, particularmente desde que tendió su mano solidaria frente a la escasez de energía en Argentina, en 2004. También cuando tomó la decisión política de incorporarse al Mercosur y tuvimos que empezar a discutir los cambios que debería hacer Venezuela para ser miembro pleno. En la primera etapa de negociaciones estuvo involucrado personalmente, al igual que Néstor Kirchner. Ambos sabían del valor estratégico de la incorporación de la República Bolivariana al bloque regional. Que Chávez haya estado comprometido no quiere decir que esa no haya sido una política de todo el Estado Venezolano, donde por cierto también jugó un rol activo el canciller Nicolás Maduro, hoy vicepresidente de Venezuela y potencial candidato del oficialismo si hubiera nuevas elecciones. ¿Puede cambiar algo en la relación con Argentina si Chávez queda inhabilitado para ejercer su cargo como consecuencia de su enfermedad? En lo esencial creo que no, porque aunque el presidente de la Nación caribeña le dio hasta el momento su propia impronta a la relación, si Maduro lo sucediera los venezolanos seguirían teniendo al frente del gobierno a un hombre profundamente comprometido con el proceso político en marcha. Maduro fue canciller venezolano durante seis años, desde el 7 de agosto de 2006 hasta el 10 de octubre pasado, cuando asumió la vicepresidencia de la República. Desde ese cargo fue el encargado de conducir las negociaciones que dieron lugar a la incorporación de Venezuela al Mercosur, concluida el 31 de junio de este año, y la creación de la Unasur, que entró en plena vigencia el 11 de marzo de 2011. Es decir, no estuvo ajeno al despliegue de ideas latinoamericanistas del presidente sino, por el contrario, fue uno de sus principales ejecutores. ¿Si en la esencia no hubiera modificaciones, podría haber cambios de estilo? Puede ser. Cristina no es Néstor y el eventual sucesor de Chávez seguramente le daría su propia impronta a la gestión de gobierno y como tal a la política exterior. En lo personal siento un gran aprecio y respeto por Chávez, por sus ideas y por su coraje para defenderlas y llevarlas a la práctica. Hay que tener valor; compromiso, convicción para nunca dejar de pensar en la patria, en la revolución democrática en marcha en su país, y en el pueblo. Por eso, aunque sepa que los liderazgos no se inventan, ni se heredan, si él está convencido de que Maduro es el que está en mejores condiciones para ser y ejercer el liderazgo en esta etapa, seguramente no se equivoca. Eduardo Sigal Subsecretario del Mercosur (2003-2010). Dirigente del Frente Grande. Presidente de la Fundación Acción para la Comunidad.