lunes, 2 de febrero de 2015

Cuba ayudo a transformar América Latina




Estos días, conmemoramos 56 años del triunfo de la Revolución Cubana casi en simultaneo con el anuncio de los acuerdos entre los gobiernos de EEUU y Cuba para restablecer relaciones diplomáticas, 53 años después de una de las más fuertes expresiones de la Guerra Fría del Siglo XX, cuando el mundo se estremecía ante la posibilidad de un enfrentamiento no solo entre Cuba y EEUU, sino entre la URSS y EEUU.

Fueron 53 años de resistencia exitosa, de sacrificios enormes para el pueblo Cubano y de una muestra de valentía y dignidad difícil de empardar en la historia de la humanidad.
Cuba permitió con su ejemplo el surgimiento de varias generaciones de luchadores por el socialismo, de soñadores por un mundo mejor. Se podía pensar y construir países sin el patriarcado de EEUU; no todo eran bienes materiales; se podía construir Patria con sentido latinoamericano.
En estos 56 años hubo éxitos y derrotas de los sectores nacionales y populares en la Región: la República Dominicana de 1965;Chile pasando de la Unidad Popular al Pinochetismo; la Argentina del sueño de la Patria Liberada a la dictadura más sangrienta que recuerde la historia. O los golpes militares en Brasil, Uruguay, Bolivia. ElPanamá de Torrijos ylos bombardeos yanquis defendiendo sus intereses en el Canal. La esperanza Sandinista en Nicaragua y la derrota electoral a fines de los 80. Todos son una muestra de este péndulo histórico.
Este Siglo XXI ha venido pariendo otra realidad. Desde fines de los 90, con el triunfo de la Revolución Bolivariana y el acceso de Hugo Chávez a la presidencia de Venezuela, y la llegada en 2003 de Lula Da Silva al gobierno de Brasil yNéstor Kirchner en Argentina - a los que se agregaron el Frente Amplio en Uruguay, la Concertación en Chile, Correa en Ecuador, Evo Morales en Bolivia, más la vuelta de Ortega a Nicaragua y el triunfo del FMLN en Salvador - Cuba dejaba de estar sola y aislada en el Continente, y la solidaridad y ejemplo que Cuba nos dio empezaban a volver desde Latinoamérica hacia Cuba.
Restablecer relaciones diplomáticas entre EEUU y Cuba en este contexto es claramente un triunfo de Cuba y posiblemente el fin del bloqueo. Podríamos decir que es un reconocimiento pragmático de la Administración Obama a la nueva realidad de América, que se les paró frente al ALCA y le viene ganando la pulseada. También se da en el marco de esta América que frente al Bloqueo construye organizaciones alternativas como UNASUR o CELAC, esta ultima integrada por 33 países que incluye a Cuba.
Cuba, que supo resistir una posible restauración capitalista luego del colapso de la URSS y a la que no pudo doblegar el agravamiento del bloqueo como fue la Ley Torricelli(1992) y el acta Helms Burton(1996), es el mejor ejemplo para las horas que vienen. Seguramente en mejores condiciones podrá seguir haciendo sus reformas para mejorar aun más la calidad de vida de su pueblo, sabemos y confiamos que no cederá ahora.
Podríamos afirmar que no hay vuelta al Capitalismo sino una revisión y mejor comprensión del tránsito al socialismo y una mejor adaptación a las nuevas condiciones internacionales. Las reformas en curso no traspasan los límites de un proyecto socialista y no hay una reconversión de las elites burocráticas en clases dominantes, que es lo que pasó en la ex URSS. Hay y habrá cambios como los de la Ley migratoria, los convenios con empresas extranjeras, el doble mercado de divisas, la ampliación de la gravitación del mercado para estimular inversiones, pequeña actividad privada y creación de negocios. También se reafirmarán los grandes éxitos de la Revolución Cubana en materia a de educación, cultura, salud, deporte que permanentemente se tratan de ignorar en los grandes medios de comunicación capitalista.

En suma, es de esperar una continuidad de la revolución cubana en su nueva fase de desarrollo, mientras que la posibilidad del fin del bloqueo y otras restricciones impuestas desde Estados Unidos abre nuevas perspectivas de desarrollo para la isla que supo albergar muchos de los sueños de las generaciones de los 60 y 70.

Eduardo Sigal