sábado, 12 de julio de 2014

La bronca mundialista atenta contra la integración



Por Eduardo Sigal*

En estos días, y cuanto más se acerca la final del mundial de fútbol, todos los argentinos estamos cada vez más metidos e involucrados, palpitando cada partido.

Como es lógico, cada pueblo defiende su lugar y analiza la actuación de su equipo. Todos nos transformamos en más conocedores y expertos en el tema de lo que éramos antes del inicio del torneo. Todos queremos que nuestro equipo gane.

Llegamos a las finales y vivimos una enorme alegría y hacemos fuerza para salir campeones.

Hasta aquí, de manera simplificada, lo lógico, lo natural, en un mundial. 

Lo que quiero compartir con ustedes es lo ilógico que estoy viendo. No sé si empezaron los brasileros o nosotros, si nos fuimos dando manija o si nos ponemos todos un poco más irracionales. Me duele la confrontación, la puja sin límites entre hermanos de la región, incluso al límite de que parece mejor que gane otro a que lo haga uno de nosotros.

Es cierto que durante más de un siglo y medio se fomentó la puja entre argentinos y brasileños, pero llevamos 30 años de democracia discutiendo y tratando de construir un destino común, no sin dificultades. No somos absolutamente complementarios, en muchas cosas competimos, entre ellas en el fútbol. Lo que no debemos perder es la racionalidad.

Siento que es realidad que hay días que valen por años, para avanzar o para retroceder. Si no paramos esta espiral podemos perder años de lo construido en cultura de integración, en generar confianza, en aprender que en este mundo global si queremos defender nuestros intereses tenemos que esta unidos, integrados, desarrollando nuestras complementariedades.

Así lo consideraron y construyeron Lula y Néstor; sabiendo que muchas veces nadaban contra la corriente; lo importante tenía que ver con la convicción, y a partir de ello se dialogaba para vencer las dificultades que siempre existieron y existirán.

Hay intereses poderosos que quieren ver lejos que Argentina y Brasil se integren, saben que unidos somos un factor de ordenamiento de América del Sur en la defensa de nuestros derechos e intereses.

Ojo compañeros de la izquierda, del campo nacional y popular, no es gracioso lo que está ocurriendo en estos días, no subestimemos el fenómeno. También son vueltos que las corporaciones mediáticas de aquí y de allá nos están devolviendo. Desde la cultura popular también se trata de incidir sobre los acontecimientos populares. Es la batalla por el sentido común la que, creo, nos están ganando en estos días. Puede costar mucho para nuestro futuro.

Todos queremos que Argentina gane el domingo; yo quiero que Brasil gane el sábado, y espero que pase lo mismo con la mayoría de los Brasileños con nosotros.

Es una batalla más, pero es una batalla en la que no me resigno; no sé cuantos compartirán mi opinión, pero no la quiero dejar pasar.


*Ex Subsecretario de Integración Económica de la Cancillería

martes, 8 de julio de 2014

Tercer Congreso de Educación, Democracia y Juventudes Militantes


Entre el 3 y el 5 de julio se realizó en el Club Olímpico de La Banda, provincia de Santiago del Estero,  el Tercer Congreso Internacional Educación, Democracia y Juventudes Militantes. Algunos de los disertantes participaron del programa radial Actualidad Política: Diego Ramos, organizador; Eduardo Sigal, presidente de la fundación Acción para la Comunidad; Gabriel Reyes, secretario de organización del Partido Frente Grande y José Sajama, de la juventud política de Bolivia.

 Sigal expresó su opinión sobre el Congreso y dijo que “establecer un ida y vuelta entre distintas expresiones juveniles de Latinoamérica es muy enriquecedor porque nos permite pensar que el proceso de transformación que se realiza en Argentina no es solamente un fenómeno nacional sino que lo estamos compartiendo con muchos países de la región”. Acotó que “eso nos permite superar barreras a través del conocimiento e interactuar y pensar juntos como construimos algo que soñaron nuestros libertadores y que es la patria grande que hoy empieza a converger a buscar un destino común y a tener un protagonismo en el mundo”.

Asimismo dijo que ese protagonismo tiene que ser de las sociedades porque “el protagonismo requiere que los jóvenes tomen conocimiento y partido y se jueguen por lo que estén convencidos que hay que realizar en la búsqueda de ese destino común”. Señaló que “siempre se trata de esconder detrás de los hechos reales intencionalidades políticas” y consideró que “hay una resistencia al cambio”.