viernes, 25 de noviembre de 2011

El modelo argentino y la crisis internacional



Eduardo Sigal y Luis D’Elía se encuentran en la ciudad francesa de Montpelier por invitación del Presidente del Nuevo Foro Político, Mikhail Gorvachov, para exponer sobre el modelo argentino en el marco de la conferencia internacional titulada “Hacedores de Políticas Responsables en un Mundo Cambiante.”
En su exposición, Sigal se refirió a la crisis que atraviesan diversos países del mundo, incluyendo los europeos, y advirtió: ”o se sale en un sentido progresivo hacia un mundo más equilibrado con mejor distribución de la riqueza, más democrático en materia económica, o vamos a situaciones de más especulación, de más confrontación, de más desestabilización, de más riesgo institucional democrático”.
Luego hizo un detalle de algunas las mejoras de los indicadores económicos y sociales que se produjeron en la Argentina durante los últimos ocho años junto con otros avances sociales, por ejemplo en materia de legislación sobre medios de comunicación y afirmó: “todo es parte de un concepto, de un modelo, de un esquema donde democratizar la economía, democratizar el Estado, democratizar la información, democratizar el conocimiento, es lo que nos puede permitir visualizar el presente y el futuro con cierto optimismo”.

La siguiente es la desgrabación de la ponencia de Eduardo Sigal en el Nuevo Foro Político (Montpelier, 24 y 25 de noviembre de 2011)

Para mi es muy importante estar en un foro que ha promovido y preside Mikhail Gorvachov. Cuando él empieza con la Perestroika y la glasnost, yo era el Secretario General del a Juventud Comunista en Argentina, y el impacto que recibimos los jóvenes de aquella época, creo que es el mismo impacto que han recibido los jóvenes de todo el mundo, y la transformaciones que se han producido en el mundo en estos 25 años, han sido realmente sustantivas.
Con relación a los temas de este foro, yo quisiera plantear algunas cuestiones desde la óptica de América y desde la óptica de Argentina, sin pretender verdad sobre estas cuestiones, si no planteando algunos enfoques de nuestra propia experiencia. Nosotros somos una región que hace diez años vivimos una crisis muy profunda. Quizás la expresión más grave de esa crisis se manifestó en la República Argentina, donde vivimos en el 2001 al borde de la desintegración nacional, la gente salía a las calles gritando “que se vayan todos”.
Me acompaña a mí Luis DElía, que era uno de los dirigentes principales de esa resistencia del pueblo argentino al modelo neoliberal. Y los cambios que se fueron produciendo y nos permiten llegar a la Argentina que por ocho años consecutivos, como la mayor parte de América del Sur, está creciendo a un ritmo del 9 por ciento de su PBI, tienen en mi opinión mucho que ver con lo que uno se plantea cuando se plantea salir de una crisis. Las crisis, todos sabemos que son oportunidades de cambio que es pueden aprovechar o desaprovechar. Yo comparto que no vivimos en un mundo de las viejas ideologías y de la confrontación de los sistemas. Peor lo real es que aquí se ha producido, en el mundo, una enorme concentración de la riqueza y logramos avanzar en un proceso de democratización también en el tema de las riquezas, o en mi opinión el mundo va a ir transitando de crisis en crisis hasta la tan temida posibilidad demencial de una guerra que ya no será como ninguna de las terribles que hemos vividos sino que nos pondrá en situaciones terminales a la propia humanidad.
Por lo tanto, tenemos responsabilidades muy importantes como para pensar que las salidas pueden ser de carácter regresivo o progresivo. Me refiero a los países de Oriente Medio, a los países árabes, a los países de origen islámico y también al resto de los países, porque esta crisis, porque como ha transitado esta jornada, es una crisis que ha tocado como quizás nunca en la historia a las economías capitalistas principales en el mundo. Entonces el problema es de enfoque: nosotros vamos a tener este tema de la solidaridad de los países desarrollados con los que se tienen que desarrollar, o como un mecanismo que nos permita trabajar juntos con aquellos que se rebelan frente a un status quo determinado. Cómo colaboramos para que encuentren su propio camino de desarrollo, de inclusión, me parece que es la búsqueda más profunda que hay en todos nuestros países.
Esto implica, desde ya, desatender el camino de ayudar a la especulación. Y yo les digo francamente: visto desde América, el camino que se está transitando por ejemplo en Europa es un camino que no apunta a solucionar las problemáticas de los países. Apunta a solucionar la problemáticas de algunos grupos concentrados, y sobre todo del capital especulativo financiero de algunos de estos países. Entonces es muy difícil pensar que por esos caminos vamos a tener una solución. Yo no quiero traer una discusión de carácter ideologizado, pero es una discusión de tipo política: o se sale en un sentido progresivo hacia un mundo más equilibrado con mejor distribución de la riqueza, más democrático en materia económica, o vamos a situaciones de más especulación, de más confrontación, de más desestabilización, de más riesgo institucional democrático, en nuestros países.
Por eso, para nosotros lo que sí es un elemento que hemos pensado mucho es que es difícil que haya soluciones en términos de un solo país. Y esto lo miramos en Europa. También nos podemos hundir con nuestros países, peor hoy es difícil pensar en una economía y en un mundo globalizado como el que vivimos en soluciones fronteras hacia adentro. Lo lógico es pensar en desarrollo de carácter regional, en políticas de carácter regional, en complementariedades que nos permitan encontrar respuestas. Por eso, por lo menos en nuestra región, el trabajo con el Mercosur y con la construcción de la Unión de Naciones Sudamericanas va aparejado a encontrar respuestas a cada uno de los problemas nacionales que vamos teniendo.
Yo no vengo a traer ninguna receta, insisto, pero quiero comentar algunas cuestiones. Para nosotros, la democratización de la economía ha sido un problema fundamental, en la Argentina y en toda la región. Para nosotros, producir un mecanismo de redistribución de la riqueza es fundamental para terminar con cifras terribles como las que vivíamos: desocupación del 25,7% en el año 2001, reducida al 7,2% en el año 2011. Un 56% de pobres en la Argentina, cifra llevada al 15% en la actualidad. Unos 4 millones y medio de puestos de trabajo nuevos se han creado en la Argentina. Pero no obstante, todo esto es imposible si no existe un Estado presente. Y un Estado presente es básicamente uno que intermedie entre los que han concentrado el poder y los que no tienen. Este es el Estado presente. No es el Estado empresario. Es el Estado mediado entre los que tienen y los que no tienen. Este es un tema fundamental. Por eso, por ejemplo, en Argentina hemos modificado el sistema impositivo, para tener más apropiación por parte del Estado de las riquezas que nos permitan producir esa redistribución, pero a su vez hemos creado nuevos instrumentos, como por ejemplo la Asignación Universal por Hijo, que implica que cualquier chico que nace en Argentina, por el solo hecho de nacer, estudiar en la Argentina y cuidar su salud recibe aproximadamente unos 55 dólares mensuales su familia, que tiene que estar destinado a estas cuestiones. Esto nos ha permitido incrementar en forma exponencial la presencia de los chicos en la escuela. Y esto hace a otra de las particularidades de este proceso político, que es la democratización del conocimiento. Hay que democratizar la economía, hay que democratizar el Estado y hay que democratizar el conocimiento, porque también es el desafío del siglo XXI.
En estos años hemos construido 1.400 nuevas escuelas en la Argentina, cinco nuevas universidades. Hemos lanzado canales de comunicación de temas científicos, populares, canales de televisión para que la gente tenga acceso al conocimiento. Y eso vino acompañado de otra medida de democratización de la información, que es otro de los componentes muy importantes para la consolidación de los procesos democráticos. Y si hay un lugar donde se ha producido concentración de carácter monopólica es por ejemplo en los medios de comunicación masiva, que son un instrumento poderosísimo en el mundo que vivimos. Entonces, una ley que hemos sacado de medios audiovisuales, que apunta a que nadie puede concentrar más del 33 por ciento de eso medios, ni el Estado, ni los privados ni las organizaciones intermedias sociales, es en nuestra opinión parte de un concepto, de un modelo, de un esquema donde, insisto, democratizar la economía, democratizar el Estado, democratizar la información, democratizar el conocimiento, es lo que nos puede permitir visualizar el presente y el futuro con cierto optimismo.
Algunos me podrán decir esto lo pueden decir desde Argentina y desde América Latina porque, como acá mismo, en la anterior intervención se decía: porque hoy el mundo es demandante de lo que nosotros producimos en gran medida, que es alimento. Sin embargo, nuestra inquietud y nuestra transformación también va apuntado a incorporar valor agregado al proceso productivo, el proceso de industrialización bien acompañando esta posibilidad de crear millones y millones de puestos de trabajo. Disculpen la lateralidad de que queríamos meternos en este tema, pero nos parecía importante también desde una visión optimista y también desde un concepto político desde donde tenemos que tratar de visualizar las crisis y las posibilidades de sus salidas o de su complicación.

lunes, 7 de noviembre de 2011

Malvinas y el NO al ALCA, dos manifestaciones de una misma lucha




“Malvinas y el NO al ALCA son dos manifestaciones de la lucha por la soberanía y la independencia nuestros pueblos”, dijo Eduardo Sigal durante un acto en el que conmemoraron el Sexto Aniversario de la Cumbre de las Américas que se realizó en Mar del Plata en el 2005.

miércoles, 5 de octubre de 2011

Malvinas, causa nacional




"Los gobiernos de Néstor y Cristina Kirchner pusieron fin a la política de concesiones seguida por el presidente Menem. La denuncia del acuerdo de hidrocarburos, que la Alianza prometió y el presidente De La Rúa no cumplió, fue una actitud de preservación de las riquezas naturales", señaló con justicia Marcelo Kohen en un artículo reproducido por Clarín.

miércoles, 3 de agosto de 2011

"Hay voluntad política para volver a las buenas relaciones con Uruguay".




Eduardo Sigal, ex subsecretario de integración económica de la Cancillería argentina y presidente del Frente Grande, habló de la reunión que mantuvieron Cristina Kirchner y "Pepe" Mujica y aseguró que "hay voluntad política para volver a las buenas relaciones con Uruguay".
Acerca de los acuerdos económicos y comerciales, explicó que "el establecimiento de un ferrocarril es un hecho simbólico importante, junto con el tema del dragado de los ríos que es una vieja demanda uruguaya".
Por último, en diálogo con Radio Jay, destacó: "Desde que asumió Mujica la presidencia de Uruguay, hay gestos permanentes de diálogo, entendimiento y superación de una etapa compleja que fue caracterizada por el tema de las pasteras".

jueves, 30 de junio de 2011

El Mercosur, lejos de la ficción



Por Eduardo Sigal
Ex Subsecretario de Integración Económica
Presidente del Frente Grande


El sábado 4 de junio, Alcadio Oña publicó en Clarín una nota titulada “La puja con Brasil, otra prueba de que el Mercosur es casi una ficción”.
Desde el titulo, uno puede adivinar la intención del comentarista, que dice basar sus comentarios en una investigación del diputado nacional Claudio Lozano.
En primer lugar, quiero dejar sentado que en mi opinión la política de integración de la Argentina, ha sido, es y debe seguir siendo una política de Estado. Necesitó y necesita seguir contando con el mayor nivel de consenso posible para que su desarrollo se prolongue en el tiempo, dado que las cuestiones trascendentes como la política de integración regional exceden normalmente uno y a veces varios períodos de gobierno.
¿Quiere decir esto que son políticas asépticas, desideologizadas? No, todo lo contrario. Y si no, veamos que pasó en la Argentina post dictadura, desde 1983 al presente.
Las conversaciones y acuerdos de Alfonsín-Sarney, en los 80, que dieron lugar al consenso inicial de los gobiernos de Brasil y Argentina, apuntaron inicialmente a establecer un acuerdo político que garantizara la paz y la democracia en la región. ¿Esos objetivos, se cumplieron o no? ¿Serán una ficción? ¿O carentes de importancia? ¿Qué pensará el diputado Lozano sobre esto?
Cuando se formalizó el nacimiento del Mercosur, en 1991, ya vivíamos el apogeo de la década menemista y del Consenso de Washington. ¿Pensará el comentarista que el clima de época no incidió en el Tratado de Asunción, que posee una fuerte impronta neoliberal? No obstante: ¿Esa carga ideológica debe ser inamovible o, por el contrario, debería pasar por un análisis crítico y ser afirmado en parte y rectificado en otros aspectos? ¿No será ese un Mercosur pensado con mucho mercado, poco Estado y escasa institucionalidad? Yo creo que sí. Por lo tanto, el tratado, al que hace tanta referencia Oña como una verdad revelada, para mí ha pasado parcialmente las pruebas de la vida de nuestros países y hoy el Mercosur es y seguirá siendo una realidad en construcción, como son todos los procesos de integración en el mundo, de cara a los desafíos de cada época histórica en que se desarrollan.
En lo que va del siglo, y después de enormes crisis en nuestros países, como la de Brasil en 1999 y la de Argentina en 2001, el Mercosur sigue buscando ser , a la vez, una práctica de integración y también un permanente replanteo sobre las dimensiones de esa integración. Nadie niega la importancia del comercio, pero hemos incorporado otras dimensiones que creemos que hay que tener en cuenta, como por ejemplo el valor agregado en nuestra producción y el empleo de calidad. ¿Será casualidad, o una ocurrencia de los gobiernos de turno? ¿O será que después de haber tenido casi 27% de desocupados en nuestro país hemos aprendido que no hay integración sin trabajo? Comercio sin trabajo es, en la mayoría de los casos, síntoma de primarización de la economía. ¿Acaso no ocurrió eso en los 90?
Hablando de esa década: ¿Sabrá el señor Oña cuánto era el comercio entre nuestros países cuando se creo el Mercosur? Diez veces menos que el actual. Este año seguramente se aproximará a los u$s 40.000 millones. ¿Habrán observado el señor Oña y el diputado Lozano el valor agregado en nuestro intercambio, que es básicamente de manufacturas, tanto de origen industrial como agropecuario? ¿Se habrán dado cuenta de la diferencia con el carácter primario de nuestro intercambio previo al Mercosur y a la década del 90? ¿Pensó señor Oña cuánta gente tiene trabajo digno con este intercambio? Si no lo hizo, sería bueno que hiciera un ejercicio de responsabilidad antes de descalificar al Mercosur.
El artículo dice, por otra parte, que la ambiciosa integración regional es cuanto menos pobre; y la salida al resto del mundo, también. Y que el grueso de nuestra oferta exportadora está constituida por productos muy basados en recursos naturales, tanto primarios como industrializados. Yo me pregunto: ¿Qué quiere que vendamos? Sin duda, un paso importante fue pasar de productos primarios a manufacturas agropecuarias e industriales de, cada vez, mayor valor agregado. Por supuesto que todo lo que logremos en esa dirección será importante y positivo, pero no pidamos lo imposible. Construyamos ese camino, y yo creo que en eso estamos, como lo demuestran las cifras de evolución del comercio exterior argentino.
¿Hay problemas y déficit en el proceso de integración? Por supuesto, y sería muy bueno que pudieran madurar las condiciones para avanzar en la coordinación macroeconómica, como usted bien dice, como también reducir las brechas estructurales y las asimetrías que producen. Si avanzamos en ello, seguramente se facilitaría la libre circulación que tanto le preocupa.
Yo creo además que no hay integración sin voluntad y decisión política, y no hubiéramos avanzado sin la actitud integracionista de Lula da Silva y Néstor Kirchner unos años atrás, y de Dilma Rousseff y Cristina Fermández ahora. ¿Reconocer esos liderazgos significa dejar a los países con economías de menor desarrollo relativo fuera del poder decisorio, como usted dice en su nota, o en cambio reconocer que sin una alianza estratégica entre Argentina y Brasil no podríamos resolver el desarrollo de la política de integración, como yo creo?
¿Sabe usted que en estos años se estableció un fondo de convergencia estructural de u$s 100 millones anuales sin reintegro principalmente para combatir las asimetrías en Paraguay y Uruguay, y que lo aportan en un 97% Brasil y Argentina?
¿Qué opina, señor Oña, de la decisión de los dos Países de establecer un mecanismo que permite el comercio con monedas locales, sin tener que recurrir al dólar? ¿Es o no un avance en la relación entre nuestros países? ¿Será que le molesta que busquemos de esa manera un mayor grado de independencia respecto del sistema hegemónico mundial?
Usted hace referencia, además, a la incorporación, aún inconclusa, de Venezuela al Mercosur, y dice que resulta probable que persista la situación por la falta de aprobación del Parlamento paraguayo del protocolo de integración de Venezuela. Eso es objetivamente así. No me queda claro que opina usted al respecto. Yo sí quiero decirle que para mí sería un enorme aporte a la integración que se apruebe el protocolo, ayudaría a desarrollar la complementación entre nuestras economías.
¿Sabrá usted que en estos años incorporamos distintos mecanismos para la participación de la sociedad civil como actora del proceso de integración? También lo hemos hecho para que la ciudadanía pueda participar a través del voto en la elección de parlamentarios del Mercosur, y de esa manera que sea el pueblo, en debate y elección de sus representantes, los que discutan, participen y resuelvan sobre cómo debe ser la integración regional.
La reforma institucional del Mercosur debe profundizarse, pero el haber elegido un alto representante y en lo inmediato poder avanzar hacia un cuerpo colectivo a su alrededor, seguramente nos ayudara a seguir en ese camino.
¿Tener un código aduanero acordado mejorará o no la circulación de bienes? Yo estoy convencido que será así. ¿Usted que opina al respecto? ¿Será eso lo que usted define como un Mercosur que se acerca a la ficción?
Bueno, señor Oña, podríamos seguir hablado y polemizando pero confío que la teoría y la práctica vaya en camino inverso a su agorera visión del Mercosur como “una ficción”. Lo hago, no desde un deseo voluntarista, sino desde una visión sobre los desafíos que nos impone a los países en desarrollo la evolución de este mundo global.

miércoles, 1 de junio de 2011

"Hay que construir la expresión política del kirchnerismo mirando al futuro”








Martes, 31 de Mayo de 2011 20:14
San Juan.- De visita en la provincia para dialogar sobre candidaturas con el gobernador Gioja, aseguró que el kirchnerismo “debe tener una base de tipo doctrinario que permita evaluar lo hecho y seguir construyendo una Argentina más justa”.
Nosotros formamos parte del gobierno, somos integrantes del Frente Para la Victoria. Tenemos legisladores nacionales y -nada más y nada menos- a Nilda Garré como ministra de Seguridad. La nuestra es una relación muy fluída, con un marco de participación muy amplio”, asegura Eduardo Sigal, presidente del Frente Grande y, hasta principios de año, funcionario en la Cancillería de Néstor Kirchner y Cristina Fernández.Sigal, quien llegó a San Juan para tratar el tema de candidaturas a nivel provincial con el gobernador José Luis Gioja, dialogó en exclusiva con Diario El Zonda sobre la actualidad política nacional y su paso por la gestión diplomática.¿Cómo se articula el actual proceso eleccionario?Ahora se abre una discusión vinculada al cierre de alianzas y planteo de candidaturas. Eso se está discutiendo provincia por provincia. Claro que tratándose de un gobierno exitoso con un liderazgo tan fuerte como el de Cristina Fernández, es lógico que los acuerdos van a estar supeditados a la decisión de la Presidenta. Nosotros aceptamos esto porque lo peor que le puede pasar a un proceso político exitoso es que quien ejerce el liderazgo no lo pueda hacer en forma plena. Aquí hace falta un Parlamento con capacidad de dar debate, de proponer, de acompañar la voluntad del Poder Ejecutivo. Lo que no quita independencia: los legisladores tienen su cabeza propia y la posibilidad de opinar, pero integrados dentro de un proyecto.Para usted, ¿qué implica ese proyecto?Basicamente, implica desarrollo, incorporación de valor agregado a su producción, mercado interno, un vínculo muy estrecho con los países de la región.¿No era que estamos aislados del mundo, según la óptica neoliberal?No, para nada. Este es un país que estuvo seriamente aislado durante la crisis del 2001. Por el contrario, desde Néstor Kirchner y luego con Cristina, este es un país con prestigio internacional. Basta ver que Néstor, hasta el momento en que lo sorprendió la muerte, fue el secretario general de la UNASUR. Esto es indicativo de que Kirchner construyó un concenso a nivel de los presidentes de América del Sur muy importante, sin importar el signo ideológico de cada uno de ellos.¿A qué atribuye ese logro?Néstor era un hombre de carne y hueso pero que era un visionario con una voluntad política muy férrea que nos permitió empezar a transitar un camino de transformaciones en la Argentina. Un camino en el que hemos avanzado mucho y en el que todavía hay que avanzar mucho porque todavía la pobreza duele, la desigualdad duele, la riqueza en manos de unos pocos duele. Eso es lo que nos queda por corregir en el marco de la ley, la democracia, la libertad y el respeto por la Constitución, construyendo una Argentina que nos permita a todos vivir más dignamente.¿Cómo se consigue?Con un Estado con capacidad de intermediar entre los que menos tienen y los que más tienen. Me parece que esta es la característica principal de un modelo que, primero Kirchner y hoy Cristina, se está llevando a la práctica con mucha decisión, fuerza y energía. Y eso es algo que el Frente Grande está dispuesto a seguir acompañando.¿Qué quiere decir cuando se dice que “hay que institucionalizar el modelo”?Entiendo que hay que darle a los caminos prácticos que hemos transitado teoría, base y expresión política. Hay que generar bases teóricas. Hasta ahora, el kirchnerismo ha sido un fuerte liderazgo. Primero de Néstor, luego de Néstor y Cristina, ahora de Cristina y de cada uno de los gobernadores, intendentes, dirigentes políticos que integramos este proyecto. Esto debe tener una base de tipo doctrinario que nos permita evaluar lo hecho y determinar el piso para seguir construyendo una Argentina más justa. Una Argentina, por ejemplo, que tenga un sistema tributario más progresivo y no se descargue en todos por igual castigando a quienes menos tienen como el Impuesto al Valor Agregado. Un sistema que se oriente a gravar el patrimonio, la renta financiera, que regule el funcionamiento de las entidades de crédito. Son todos temas pendientes.¿Qué es lo que viene?Tenemos el gran desafío de hacer un país más igualitario y también construir una fuerza política que exprese este proceso que está viviendo la Argentina. Es lo que yo llamo el factor subjetivo. Esta fuerza es más que la suma del Partido Justicialista, el Frente Grande y otras expresiones políticas afines. Se trata de construir una nueva expresión política que, sin renegar de historias y tradiciones, tiene como desafío no el pasado sino el siglo XXI.

jueves, 26 de mayo de 2011

Con la candidata a Presidenta de Guatemala del oficialismo





En su gira por centroamérica, Eduardo Sigal se reunió con Sandra Torres, candidata a presidente por el acuerdo Union Nacional de la Esperanza (UNE), partido de gobierno de Guatemala.

lunes, 18 de abril de 2011

El Mercosur, una política de Estado




Por Eduardo Sigal

Presidente del Frente Grande

Ex Subsecretario de Integración Económica y Mercosur

(Publicado en Buenos Aires Económico)

En la Argentina no hay muchas políticas de Estado, y las pocas que existen no surgieron de un debate previo y de la búsqueda de consensos, sino desde el sentido común y de prácticas prolongadas en el tiempo. Las políticas de Estado nos identifican como Nación, más allá de las lealtades políticas, o del sector social al que cada uno pertenezca, o el lugar geográfico desde donde se resida, o de quien detente el poder político. A la política de integración regional, y más específicamente al Mercosur, podríamos ubicarlos en ese sitio de privilegio, y creo que hay que preservarlos allí por todo lo que han significado para nuestros países. Ya han transcurrido 20 años desde la firma del Tratado de Asunción, que le diera nacimiento formal al Mercosur, y más de 25 años del inicio de las conversaciones entre Alfonsín y Sarney, que permitieron gestarlo. Es cierto que 25 años de continuidad en la decisión política integracionista no es sinónimo de que todos pensemos igual en cómo debe ser el proceso, sus contenidos y prioridades, sino sólo que todos estamos de acuerdo en la necesidad de integrarnos. La experiencia histórica nos demuestra que aunque coincidamos en una política de Estado, no todos ponemos las mismas acentuaciones y prioridades. Mientras se negoció en los ’80, la prioridad circulaba por la paz y la democracia; en los ’90 el eje se desplazó hacia el mercado, y en lo que va de este siglo XXI se intenta encontrar un equilibrio de mercado, estado y ciudadanos como protagonistas de un proceso consciente de integración que sepa reconocer y trabajar por superar las asimetrías realmente existentes. Pero más allá del desplazamiento del eje ordenador, si vemos retrospectivamente encontramos que superar, a través de la integración, hipótesis de conflicto como las que habían fomentado las elites gobernantes de la Argentina y Brasil durante décadas, ya de por sí hubiera resultado valioso. Lograr imponer, como precondición para participar del proceso, que vivamos en países democráticos, cosa que no era común en la región, fue un enorme logro. De un extraordinario valor fue lograr también, en gran medida, que puedan circular libremente las personas y los bienes entre los países firmantes del acuerdo. También iniciar un proceso para que nuestras culturas se complementen y enriquezcan mutuamente. Todos estos avances le fueron dando mayor consistencia al proceso integracionista, y por eso hoy puede pensarse en defender juntos nuestras riquezas naturales y la biodiversidad de nuestra región; superar las asimetrías nacionales y subnacionales a través de proyectos financiados por los países más desarrollados; complementarnos y crecer en materia científico-tecnológica apoyados en esos recursos más el aporte de la mano de obra y la inteligencia humanas, y lograr que esos avances se apliquen a la producción para mejorar nuestra competitividad con productos de mayor valor agregado. Y si eso genera empleos cada vez de mayor calidad y bien remunerados, y si nos complementamos productivamente, como está sucediendo, el avance puede ser aún mayor. Además, si comerciamos sin pensar en suplantar la producción del socio y nos decidimos a ir juntos a ganar nuevos mercados por el mundo, y si nuestras organizaciones sociales interactúan para defendernos y defender la calidad de vida de nuestros habitantes, entonces la integración va ganando mayor volumen. PRESENCIA GLOBAL. Todos estos objetivos, la mayoría de los cuales se han logrado en gran medida a lo largo de las diferentes etapas del proceso integracionista, son vitales si lo que pretendemos es ir construyendo nuestro propio protagonismo en un mundo global cada vez más exigente y donde juntos quizá podamos incidir en una medida que no sería posible si lo hiciéramos por separado. Creo que no puede dejar de reconocerse que hemos avanzado. Y si lo hicimos es porque en primer lugar hubo comprensión y decisión política de nuestros gobiernos, comprometidos con las políticas integracionistas. Destacadísimo fue el rol de los presidentes Lula da Silva y Néstor Kirchner en el viraje que se dio a comienzos de siglo: sin esta sociedad estratégica entre Brasil y la Argentina que se desprende de sus liderazgos en la región, todo hubiera sido más difícil o casi imposible. Todos contribuyeron pero ellos lideraron este proceso político regional. Hoy, desde lo político, con las afinidades ideológicas de Cristina Fernández y Dilma Rousseff, Fernando Lugo y Pepe Mujica, y también por el ciclo económico favorable a los países productores de alimentos, hay condiciones inmejorables para seguir avanzando, más aún si se concreta la incorporación de Venezuela y por consiguiente el cierre de la ecuación energética para nuestra región. Por todo lo hecho y por la solidez que ha ganado la construcción de un Mercosur para todos, no me cabe duda de que hay sobrados motivos para conmemorar estos 20 años con gran optimismo y confianza en el futuro de la integración regional.

viernes, 4 de marzo de 2011

jueves, 3 de febrero de 2011

“Conmemoramos la Revolución Bolivariana por lo que significó para América Latina”

El presidente del Frente Grande, Eduardo Sigal, expresó el apoyo del Partido “a la Revolución Bolivariana”, que dio inicio a un proceso de reacción de Latinoamérica frente al neoliberalismo que imperaba entonces en la región. Fue anoche, en el auditorio del Hotel Bauen, durante un celebración que una veintena de organizaciones sociales y políticas realizaron con motivo del 12 aniversario de la llegada al poder de del Presidente venezolano, Hugo Chávez, y el inicio de la “Revolución Bolivariana”, que ha permitido un crecimiento económico y mejora del nivel de vida de la población de ese País, así como un proceso de integración económica, política y cultural de Venezuela a la región.
“Conmemoramos la Revolución Bolivariana no solo por lo que significó para los venezolanos, sino para América Latina: marcó el final del avance del neoliberalismo en la región, contribuyó a terminar con el bloqueo a Cuba, y abrió paso a procesos revolucionarios, reformistas y democráticos que nos permitieron ganar autonomía nacional en Brasil, Argentina, Uruguay, Bolivia, Ecuador en América del Sur; y Nicaragua, Salvador, Guatemala en Centro America y otros procesos en el Caribe”, dijo Sigal.
“Ello facilitó la Integración y ayudó a fortalecer el Mercosur y que naciera Unasur. Por eso festejamos, nos solidarizamos con la Revolución Bolivariana y con el Partido Socialista Unificado de Venezuela”, completó.
El embajador venezolano en Argentina, Arévalo Enrique Méndez Romero, fue el anfitrión del acto, del que participaron, entre otros, Hebe de Bonafini (Madres de Plaza de Mayo), Emilio Pérsico (Movimiento Evita), Patricio Echegaray (PC), Lito Borello (Comedor Los Pibes), la diputada venezolana Ana Elisa Osorio y el politólogo Atilio Borón

miércoles, 19 de enero de 2011

"Necesitamos consolidar una expresión política nueva de este proceso político que se vive en Argentina"




Palabras de Eduardo Sigal en el programa Comercio Exterior Siglo XXI (de la Cámara de Importadores de la República Argentina), conducido por Miguel Ponce y emitido por AM 1010 el martes 17 de enero de 2010:

"Después de un hecho sumamente desgraciado y desafortunado como la muerte de Néstor Kirchner en 2010, la presidenta Cristina Fernández ha logrado consolidar fuertemente una referencialidad y un liderazgo. Es cierto que faltan nueve meses todavía para las elecciones, pero salvo errores que no preveo, yo diría que lo previsible es una consolidación de este proceso. Creo que hay una visualización de una continuidad de este proceso hasta 2015. Esto tiene que dar capacidad de previsibilidad a nuestros empresarios y a los inversores extranjeros y eso se puede ir retroalimentando fuertemente desde el punto de vista comercial con una política de inclusión, de ampliación del mercado interno junto con las exportaciones. Entramos en una etapa en la cual, si logramos resolver dificultades en los tiempos que uno desearía, podemos consolidar un proceso realmente muy importante. Necesitamos consolidar una expresión política nueva de este proceso político que se vive en Argentina. No se trata de desconocer identidades y las culturas históricas, se trata de producir nuevas síntesis, nuevos liderazgos, nueva dirigencia, nueva capacidad de gestión y de resolución de problemas de la sociedad, nueva relación de gobernantes y gobernados que la historia nos ha demostrado que se divorcian a partir de autismos no de los gobernados sino de los gobernantes".

Pulse aquí para escuchar el audio del programa.

(Entrevista a Sigal 01:02:00 a 01:17:10)