jueves, 1 de septiembre de 2016

Ganan Estados Unidos y Macri, pierde Argentina



– ¿Qué significa la destitución de la presidenta Rousseff?
– Que hay un plan en marcha para América Latina promovido por los Estados Unidos, que busca reconstruir el poder que perdió con la autonomización de los gobiernos populares, nacionales y progresistas en lo que va del siglo XXI a esta parte. Especialmente después de la derrota del ALCA, en 2005, Washington puso en marcha una estrategia de recuperación de espacios con el fin de retomar la iniciativa que habían tenido, frente a una disputa mundial que se viene dando con China. Así lo explicó el propio George Bush en la cumbre de Mar del Plata. Desde entonces, primero pasaron por la experiencia de Honduras, después llegó el turno de Paraguay, y ahora culminan con Brasil.
– ¿Cómo caracteriza al gobierno de Temer?
– Es ilegítimo. A diferencia de lo que ocurre en Argentina, donde hay, guste o no, un Poder Ejecutivo que fue electo por voluntad mayoritaria, en el caso de Brasil es un gobierno absolutamente ilegítimo. Porque desconoce 54 millones de votantes a la presidenta Rousseff y, en cambio, instaura el voto calificado de 61 senadores, los cuales en su gran mayoría están procesados por hechos de corrupción. Paradójicamente, ellos serían la supuesta reserva moral, ética y política de Brasil, en contra de una mandataria a la que no se le ha probado ningún tipo de ilícito que merezca el “impeachment”.
– ¿Qué impacto tiene para la Argentina, en lo político y lo económico?
– Políticamente, creo que es positivo para el macrismo, porque se van a entender bien con Temer. Económicamente, es un desastre, porque la medidas neoliberales que ahora va a instrumentar Brasil, similares a las que se aplican en nuestro país, achican los mercados internos, producen situaciones de desocupación y de recesión. El principal socio comercial que tenemos es Brasil, con el que hemos llegado a sostener un comercio de 40 mil millones de dólares. Hoy eso se ha reducido sustantivamente y va a seguir retrayéndose.
– Bolivia, Ecuador y Venezuela retiraron a sus embajadores. La Cancillería argentina, en cambio, dijo que “respeta el proceso institucional”.
– Sí, lamentable.
– ¿Qué va a suceder en la región con este cimbronazo?
– Como ya ocurrió incluso durante el interinato de Temer, con José Serra en el Ministerio de Relaciones Exteriores, se va a consolidar un acuerdo de los sectores de derecha, que apuntan a seguir golpeando a los procesos populares. Lo demostró la actitud de coincidencia cómplice entre los gobiernos de Paraguay y Brasil, con un comportamiento especulativo por parte de la Argentina, para evitar la presidencia pro témpore de Venezuela en el Mercosur y generar situaciones que golpeen a la gestión de Nicolás Maduro. Lo que se va a desarrollar, ahora más desprejuiciadamente, es una alianza dentro del Mercosur entre Paraguay, Brasil y Argentina, orientada a acercarse al Tratado del Pacífico y, a partir de eso, ser totalmente funcionales a la política de los Estados Unidos. En definitiva, este tipo de tratados lo que busca es ampliar el mercado norteamericano, para invadirnos con productos generados por sus empresas.
– ¿Cuál puede ser la reacción del PT? Dilma no quedó inhabilitada para ocupar cargos públicos y Lula Da Silva es un dirigente muy popular.
– Estoy convencido de que el PT va a producir una movilización no solo desde el punto de vista político sino también de su fuerza social. No olvidemos que ellos conducen la Central Única de Trabajadores de Brasil, la CUT. Espero que tengan una actitud combativa no contemplativa, porque de esto depende en gran medida no sólo el futuro de su país sino también el de la región. El PT tiene un gran desafío para consolidar y desarrollar su fuerza. Por supuesto, desde los sectores de derecha, los desestabilizadores, van a tratar de generar una situación hasta de proscripción del propio Lula de cara a las elecciones.

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