miércoles, 17 de junio de 2015

El Mercosur en su Laberinto




La hora y media de reunión entre Cristina y Lula, en Roma, fue ampliamente destacada por la prensa argentina, pero casi no mereció espacio en los medios brasileños. El entusiasmo por la Alianza del Pacífico (Colombia, Chile, México y Perú) es moneda corriente en los órganos que fogonean “volver a los mercados”, mientras se señala que el Mercosur no sólo no pasa por su mejor momento sino que está en uno de los peores.

Días atrás, el ministro Roberto Mangabeira Unger señalaba a O Globo: “Estamos inhibidos de buscar acuerdos cada vez más importantes para nosotros, debido a los problemas de la economía argentina. Sin un plan, estrategia o modelo común, Mercosur es un cuerpo sin espíritu”. Si bien no se trata de un funcionario con peso en el entorno de Dilma, no deja de ser el ministro de Asuntos Estratégicos el que pide una revisión completa de la política exterior brasileña, comenzando por el Mercosur, una opinión elogiada por Domingo Cavallo en su blog.

Desde su creación en 1991, el bloque regional fue una tierra de promesas, dado que entre su capital cuenta con ser uno de los principales productores de alimentos del mundo, tener una base industrial nada despreciable, formación de recursos humanos, un sector minero en expansión, lo mismo que el sector energético con el Presal, el shale, el desarrollo nuclear y, por supuesto, Venezuela. Pero también, ofrece dificultades para enfrentar las asimetrías entre sus miembros, una significativa Brasil-dependencia (caso de la industria automotriz argentina), fuertes disputas comerciales con caída de volúmenes intercambiados, mercaderías frenadas en las fronteras y la declamación de grandes ideas que no superan el mero deseo. En 2014 el comercio con países extrazona se redujo un 8%, mientras que a su interior todos los países redujeron sus exportaciones a los socios, a excepción de Paraguay.

Para intentar entender el presente del bloque, Miradas al Sur dialogó con Arnaldo Bocco, ex director del Banco Central; Roberto Feletti, presidente de la Comisión de Presupuesto y Hacienda de la Cámara de Diputados; Eduardo Sigal, ex subsecretario de Integración Americana y Mercosur de la Cancillería; Oscar Casal, ex secretario ejecutivo de la Comisión Parlamentaria del Mercosur, y Darío Pignotti, corresponsal de la agencia ANSA en Brasilia.

Estado actual del Mercosur. La foto de Cristina abrazada a Lula trae a la memoria los viejos buenos tiempos, cuando Brasil parecía decidido a liderar una región que pujaba por ocupar un espacio con importantes grados de autonomía ante los poderes globales. El periodista Darío Pignotti asegura no compartir “la tesis del hundimiento del Mercosur”. “Sí se observa una tensión geopolitica y geoeconómica brasileña hacia el Pacífico, como se prueba en su reciente visita a México y el proyecto del tren chino de Río a Perú”, destaca.

Eduardo Sigal, quien durante ocho años estuvo en la primera fila de las negociaciones, entiende que “logramos mantener cierto nivel de crecimiento del intercambio intra-Mercosur hasta 2011, pero de allí en más las cosas fueron más difíciles”. “Ganamos muchas batallas pero no completamos ni un cambio de paradigma, ni logramos afianzar una nueva concepción en las burocracias de nuestros países. Se sigue valorando la integración básicamente con la vara del comercio, y esto no es sólo un tema comunicacional, sino que se traduce en el accionar de administraciones como las de Uruguay de Tabaré Vázquez o de Paraguay de Horacio Cartes, apoyadas por burguesías fenicias que sólo buscan crecer como clase para sí, aunque después venga la debacle”, especifica para que no queden dudas.

“Mi sensación es que a partir del nuevo milenio no se ha experimentado un ciclo expansivo en la integración real, si bien es cierto que se han producido avances políticos en la creación de distintas plataformas de integración regionales”, señala Oscar Casal, destacando los avances que significaron la creación de Unasur y la Celac.

Terminante, Roberto Feletti opina que Lula había desarrollado una perspectiva global en su apuesta a la construcción del bloque suda­mericano. “A partir de Dilma hay un cambio en la política de Brasil. Se ubican en el bloque Brics, abandonan un poco las discusiones de Unasur y deciden no volcar todo su poder de compra a la región y transformarse en la locomotora.” Feletti destaca que Brasil “importa del mundo alrededor de US$ 220 mil millones por año y Argentina sólo participa de ello en un 10%”.

Causas y azares. Para Arnaldo Bocco, “aun con Lula”, existe en Brasil, fundamentalmente en los empresarios, medios y ciertos sectores de la burocracia, un rechazo al “modelo argentino”. “Vos tenés una situación en la cual la postura argentina es vista como arrogancia”, y no duda en que “creen que es un modelo antimercado”.

Crítico con el rumbo ortodoxo que entiende Feletti asumió el gobierno brasileño, señala que “el PT inicia su cuarto mandato en un contexto mundial distinto de cuando inició su ciclo de gobierno. Y han decidido abordarlo priorizando la estabilidad de precios por encima de cualquier otra cosa, con mucho temor al accionar de los bancos”. A su vez, agrega, “a partir de la llegada de Dilma, Brasil se colocó como una gran economía del mundo, para jugar un partido digamos de ligas mayores, y dejó la pretensión de liderar y vertebrar en Sudamérica el proceso de integración. Hoy llegamos a un debate muy intenso sobre si cada quien va a negociar libremente un tratado de apertura con Europa. Eso es grave”. Sigal suma otra variable, la que diría algo así como: “frente a la crisis tratemos de sobrevivir como podamos, prioricemos nuestro mercado interno y apechuguemos”. “Creo que por allí se nos metió de alguna manera un enfoque contrario al proceso regional”, agrega.

Integración financiera. Fue una de las grandes promesas de la integración, pensada como herramienta para romper la dependencia con los organismos financieros internacionales, pero en los hechos Brasil prefirió consolidar la posición del Banco Nacional de Desa­rrollo Económico y Social (Bndes) en la región y con la actual política de ajuste esa posición comienza a ceder terreno. A pesar de haber acuerdo en los nombres de sus autoridades, el anunciado Banco del Sur no ha podido ser capitalizado a la fecha.

“Durante la época de Lula y Néstor el Mercosur buscó impulsar un modelo de autonomía financiera pero eso no ha prosperado”, destaca Bocco. “En el 2005, después del no al ALCA, había una idea de aprovechar la situación de bonanza externa, con superávit comercial, acumulación de reservas y la baja del endeudamiento para impulsar una integración de tipo financiero y respaldar recíprocamente el comercio. Lo real es que el comercio intrarregional creció muchísimo, de US$ 15 mil millones en la década del ’90 pasó los US$ 150 mil millones, es decir, se decuplicó, Ahora la realidad es que las instituciones de la integración están decaídas. Incluso los avances en cuanto al uso de moneda local entre Argentina y Brasil han sido bastante escasos, creo que no pasa del 5%”, advierte por su parte Feletti.

Flexibilización y acuerdos de libre comercio. No sólo Unger sienta posición en favor de un acercamiento a los Estados Unidos, la UE y México, desde el Palacio del Planalto. Armando Monteiro Neto, ministro de Industria y Comercio Exterior y ex presidente de la Confederação Nacional da Indústria, junto a Kátia Abreu, ministra de Agricultura y ex presidenta de la Confederação da Agricultura e Pecuária do Brasil, son también parte de un bloque que apuesta por un cambio en los acuerdos regionales. En declaraciones a Página/12, José Félix Rivas, embajador de Venezuela ante la Aladi y el Mercosur, salió con los tapones de punta contra los sectores que apuestan a la Alianza del Pacífico, al señalar que “percibimos un nuevo auge neoliberal; se propone como meta abrirse al mundo flexibilizando el Mercosur, con tratados de libre comercio o acuerdos específicos, con un planteo que incluso ha penetrado a nuestros gobiernos”. Un día después, Evo Morales afirmó que “si el Mercosur quiere forjar un acuerdo de libre comercio con la Unión Europea, Bolivia va a tener que retirarse”. Bolivia se encuentra en pleno proceso de incorporación al bloque regional, por lo que al igual que Venezuela no participan de las negociaciones con Europa.

Según Pignotti, “Brasil, con su diplomacia sutil, sabe jugar a varias bandas. En el caso de la salida al Pacífico son por lo menos tres: Chile, Perú y Panamá, o en el futuro Nicaragua, cercanos al Puerto de Mariel construido por Odebrecht con dinero del Bnades”. En cuanto al acercamiento a México, destaca que Dilma intenta revertir una decisión originada durante el gobierno de Fernando Henrique Cardoso de abandonar México a los Estados Unidos.

En cuanto a la reciente reunión de Dilma con Tabaré, Sigal señala que “Brasil siempre tuvo intenciones de consolidar el acuerdo con la UE”, pero destaca que no por vías separadas o flexibilizadas. “Yo entiendo que no hay un cambio en la posición de Brasil, pero tampoco del lado de la UE y eso mantiene estancada la negociación. Hay un impedimento objetivo, que es la política de subsidios que no están dispuestos a modificar y eso hace que la negociación tenga permanentes trabas”, afirma destacando que el Mercosur tiene una oferta ya acordada. En este sentido, el canciller Héctor Timerman aclaró desde Bruselas que el Mercosur ya tiene una oferta para intercambiar, señalando que resta “escuchar del lado de ellos en qué estado están, porque la información que tenemos es que ellos no han podido culminar su oferta y por lo tanto no se puede hacer el intercambio”.

La irrupción China. En lo que hace a las negociaciones con la República Popular China, la pregunta que surge es si haber negociado por separado no fue cuanto menos una muestra de debilidad. Feletti entiende que es el cambio en las prioridades globales brasileñas lo que hace necesario un entendimiento estratégico de la Argentina con la nueva estrella de Oriente. Sigal asegura que toda negociación desde el Mercosur se ve impedida por Paraguay, que desde el gobierno de Alfredo Stroessner mantiene relaciones diplomáticas con Taiwán. Bocco, por su parte, sugiere prestar atención al impulso que China hace del yuan en América, señalando que recientemente han instalado dos plataformas para organizar el esquema del mercado de capitales manejado en yuanes, una en Canadá y la más reciente en Chile. No fue en Argentina ni tampoco en Brasil.

Salir del laberinto. “Los avances producidos en la integración deben potenciarse a partir de una agenda con mayor volumen, ambición y dinamismo para no quedar atrapados en una agenda global promovida por actores centrales que juegan en el escenario de poder mundial y que se alinean de manera incondicional con los intereses de las grandes corporaciones multinacionales”, señala Casal. Todos coinciden en que el diálogo entre los dos socios mayores del bloque regional es la única y viable opción para el futuro ya no del Mercosur sino de los propios países miembros. “Pienso que a las crisis se las enfrenta con más integración, más diálogo, más diplomacia presidencial, ministerial y política. Nunca hay que dejar estas situaciones en manos de la burocracia, porque allí siempre surge lo que más aprendieron, y eso es el libre comercio”, concluye Sigal

“Argentina no puede dejar este tema pendiente, y tiene que negociar con Brasil, será tarea que le quede al próximo gobierno, pero si no negociás con Brasil estás muerto porque vos acá tenés miles de millones de dólares enterrados que funcionan bajo los acuerdos del Mercosur. Si mañana cae el Mercosur vos tenés un arancel del 35% que hoy no pagan los países miembros”, destaca Bocco. Y agrega, “si se cae el Mercosur se te caen US$ 4000 millones de superávit de exportaciones a Venezuela, Paraguay, Uruguay. Perdés la mitad del actual superávit comercial”.

Quien, desde el gigante vecino suda­mericano, levantó por estos días su voz a contrapelo de la ofensiva neoliberal fue Florisvaldo Fier, más conocido como el Dr Rosinha, ex diputado del PT y actual Alto Representante Permanente del Mercosur, que señaló: “Yo creo que para nuestros países el problema no se soluciona con tratados de libre comercio. El asunto está en la integración productiva y profundizar el Mercosur”. Rosinha señaló a los Estados Unidos como responsable de trabajar para desestabilizar al bloque regional

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