lunes, 21 de diciembre de 2015

Macri y Venezuela


A veces la boca funciona más rápido que la cabeza. En el debate presidencial previo a la segunda vuelta, el ahora presidente Mauricio Macri lanzó una definición que seguramente se irá equilibrando y racionalizando hasta el 21 de diciembre, en que se hará la Cumbre del Mercosur en Asunción del Paraguay. No dudo que Macri piensa que habría que aplicar la cláusula democrática a Venezuela, suspenderlo del Mercosur, aislarlo y en lo posible ayudar a la oposición venezolana para que llegue al gobierno cuanto antes. Claro que una cosa es el pensamiento de esta nueva derecha, su discurso, y otra la realidad que implica gobernar un país en determinado contexto internacional y con reglas preestablecidas. Decía el General Perón que la verdadera y única política es la política internacional; creo que en un mundo global como el que se ha venido construyendo, tener una precisa definición sobre qué rol queremos jugar en él es imprescindible para definir también qué país queremos construir. Saber de nuestras fortalezas y debilidades excede lo discursivo. No alcanza con decir que queremos un país con “hambre cero”, sino que hay que pensar cómo se lo construye. Está bien que el Estado tenga en cuenta a los pobres y los asista ahora el desafío es como se los incluye y para eso también hace falta Estado que nos proteja de los ricos y su voracidad. Señor presidente, a esta altura ya debe saber que la Cláusula Democrática no se aplica a un país que no ha alterado su sistema constitucional. Es de suponer que su Canciller Susana Malcorra ya lo habrá asesorado o que los funcionarios especialistas y muy buenos que tiene nuestra Cancillería le habrán hecho llegar las causales de aplicación. También habrá tomado conocimiento que hubo elecciones y que al igual que en Argentina gano la oposición con lo que sus dichos caen por efecto de la realidad. Es cierto que el suyo es un discurso que cae bien en distintos sectores del poder mundial, especialmente de la administración de EEUU, y en algunos sectores de nuestra burguesía; no es menos cierto que causa enorme preocupación en otros sectores que somos respetuosos de la autodeterminación de los pueblos y que también junto a la ideología pensamos en términos prácticos que le conviene al pueblo y a la Nación Argentina. ¿Se detuvo usted a analizar el beneficio que ha tenido para Argentina la incorporación de Venezuela al Mercosur y el desarrollo de nuestro intercambio comercial? ¿Sabía que nuestro comercio llego hasta los U$S 2500 millones de dólares multiplicando por 25 veces el que teníamos hasta hace 12 años? ¿Y que es ampliamente favorable para Argentina? Casi es equivalente al superávit comercial que tendrá Argentina este año. Nuestro comercio ha sido fundamentalmente de manufacturas de origen agropecuario e industrial; maquinas herramienta, especialmente para el campo: tractores, cosechadoras, silos, celdas de media tensión, automotores, grúas, ascensores, artefactos de complejidad para medicina, para mencionar solo algunas líneas. En ellos, miles y miles de argentinos han puesto su esfuerzo y capacidad: valor agregado nacional, trabajo nacional, desarrollo de la industria nacional, puestos de trabajo, salarios calificados y mucho orgullo por lo hecho. Dicho esto, espero señor presidente que prime la cordura en beneficio de Venezuela y de Argentina. Usted que muchas veces pensó que el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner, llenaba de ideología o de ideologismos su gestión, no cometa el error de la soberbia, no se deje llevar por el canto de sirena de quienes lo aplauden desde posiciones ideologistas y piense en los intereses de América Latina y de Argentina.

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