A veces la boca funciona más rápido que la cabeza. En el
debate presidencial previo a la segunda vuelta, el ahora presidente electo
Mauricio Macri lanzó una definición que seguramente se irá equilibrando y
racionalizando hasta el 21 de diciembre, en que se hará la Cumbre del Mercosur
en Asunción del Paraguay.
No dudo que Macri piensa que habría que aplicar la cláusula
democrática a Venezuela, suspenderlo del Mercosur, aislarlo y en lo posible
ayudar a la oposición venezolana para que llegue al gobierno cuanto antes.
Claro que una cosa es el pensamiento de esta nueva derecha,
su discurso, y otra la realidad que implica gobernar un país en determinado
contexto internacional.
Decía el General Perón que la verdadera y única política es
la política internacional; creo que en un mundo global como el que se ha venido
construyendo, tener una precisa definición sobre el qué rol queremos jugar en él
es imprescindible para definir también qué país queremos construir.
Saber de nuestras fortalezas y debilidades excede lo
discursivo. No alcanza con decir que queremos un país con “hambre cero”, sino
que hay que pensar cómo se lo construye.
Señor presidente, a esta altura ya debe saber que la
Cláusula Democrática no se aplica a un país que no ha alterado su sistema
constitucional, y menos cuando está en pleno proceso electoral. Es de suponer
que su futura Canciller ya lo habrá asesorado o que los funcionarios
especialistas y muy buenos que tiene nuestra Cancillería le habrán hecho llegar
las causales de aplicación.
Es cierto que el suyo es un discurso que cae bien en
distintos sectores del poder mundial, especialmente de la administración de
EEUU, y en algunos sectores de nuestra burguesía; no es menos cierto que causa
enorme preocupación en otros sectores que somos respetuosos de la
autodeterminación de los pueblos y que también junto a la ideología pensamos en
términos prácticos que le conviene al pueblo y a la Nación Argentina.
¿Se detuvo usted a analizar el beneficio que ha tenido para
Argentina la incorporación de Venezuela al Mercosur y el desarrollo de nuestro
intercambio comercial?
¿Sabía que nuestro comercio llego hasta los U$S 2500
millones de dólares multiplicado por 25 veces el que teníamos hasta hace 12
años? ¿Y que es ampliamente favorable para Argentina? Casi es equivalente al
superávit comercial que tendrá Argentina este año.
¿Sabe señor presidente que muchos de los que los votaron han
hecho grandes negocios con Venezuela? Imagino que muchos de los 5.000
cooperativistas que integran Sancor y que venden por año U$S 300 millones de
sus productos lo han votado. ¿Qué pasará con ellos si Venezuela aplica alguna
medida reciproca a sus dichos?
Nuestro comercio no ha sido de materias primas: prácticamente
lo fundamental han sido manufacturas de origen agropecuario y también
industrial; maquinas herramienta, especialmente para el campo: tractores,
cosechadoras, silos, celdas de de media
tensión, automotores, grúas, ascensores, artefactos de complejidad para
medicina, para mencionar solo algunas líneas. En ellos, miles y miles de argentinos
han puesto su esfuerzo y capacidad: valor agregado nacional, trabajo nacional,
desarrollo de la industria nacional, puestos de trabajo, salarios calificados y
mucho orgullo por lo hecho.
Dicho esto, espero señor presidente que prime la cordura en
beneficio de Venezuela y de Argentina. Usted que muchas veces pensó que este
gobierno, el de Cristina Fernández de Kirchner, llenaba de ideología o de
ideologismos su gestión, no cometa el error de la soberbia, no se deje llevar
por el canto de sirena de quienes lo aplauden desde posiciones ideologistas y
piense en los interesas de América Latina y de Argentina.
Eduardo Sigal
Ex subsecretario de Integración económica de la Cancillería
Dirigente del Partido Frente Grande
No hay comentarios:
Publicar un comentario